nuevos comienzos.

La lógica aplastante de quien se ha tenido que ver en tesituras de mayor envergadura de las que está acostumbrado a vivir, aumenta de forma directamente proporcional a la mitad de la razón que, parcialmente, cada uno de dichos problemas conllevan por sí solos de manera independiente. En otras palabras, según creces, así vas mejorando tu técnica pensativa y de raciocinio. No es algo inherente e implícito al ser humano y su naturaleza, pero ese suele ser el camino correcto en la mayoría de los casos. Madurar.
Seguramente, cuando aún se es pequeño, el efecto “diversión y sabiduría interior” supere con creces al efecto “lógica y consecuencia” o, “causa y efecto”. Al principio todo es independiente, y no le vemos la conexión, pero en el subconsciente esas dos variables se conceden mutuamente un sentido, y por ello los conmutamos constantemente. Luego, cuando se es mayor, todo encaja y no es más fácil encontrar esa unión, dado que ya se nos ha facilitado en el proceso de metamorfosis cerebral y espiritual. Y nunca habrá un proceso parecido a otro, ahí radica la exclusividad individual de cada sujeto socialmente capacitado. Se integra en el hueco exacto que hay en la Humanidad reservado para alguien así, y digamos, que todo lo demás se amolda en cierto modo a aceptar esa pieza entre sus espacios. Eso me recuerda en Biología, un concepto que se usa en tema de enzimas y catalizadores y es el “acoplamiento llave-cerradura”, en el cual el sustrato se une a la enzima pero no de forma específica, sino que esta última se amolda para acoplarse a su sustrato. Una especie de simbiosis enzimática bastante interesante. Así pues, baso mi razonamiento en este segmento del conocimiento, para hacerme más llevadera la vía de mi tesis.

Y como todo, detrás de lo que actualmente conocemos, vendrán otros saberes, otros términos que, aunque creamos conocerlos en nuestro plano mental paralelo al que está en uso, serán, con toda probabilidad, diferentes caminos para seguir aumentando nuestras capacidades, para que a la hora de enfrentarnos sin protección al animal salvaje que es la vida adulta, podamos salir victoriosos sin demasiado esfuerzo de esa justa.