Me contaron una vez que hay personas que mienten tanto que acaban creyendo sus propias mentiras... Entonces pensé, que si sonreía tantas veces al día, tal vez acabaría creyéndome mi propia felicidad.

19 de diciembre de 2011

incandescent


Tanta gente que no para, que golpea mis brazos al pasar por mi lado, que me mira con aires de superioridad, que escucha lo que digo por si tiene interés, que ríe junto a mi oído con estridencia... Tanta gente sin importancia que cruza su mundo con el mío sin pararse a pensar si tienen algo en común. Y créanme que muchas de esas personas, se sorprenderían si se parasen a descubrir a los demás. Hay más valor en el mundo del que pensamos pero, claro, no hay tiempo para enriquecer nuestros espíritus, ¿no? Demasiadas cosas triviales de las que ocuparse, tantos problemas tan estúpidos comparados con los que se viven en este mismo instante en otra punta del mundo y nosotros tan preocupados por no hundirnos frente a un grano de arena. Mucho tiempo para tan poco contenido.

Dicen que esta época del año es la más hermosa por la magia que desprende su historia, pero luego salgo a la calle esperando con ilusión ver a esos hombres, esas mujeres, y esos niños caminando para impregnarse de esa chispa... Pero lo único que yo veo son grandes masificaciones de personas que arrastran sus pies, se chocan y sin disculparse, siguen quejándose, refunfuñando y entorpeciendo el paso con sus trastos y cachivaches. Feliz Navidad, supongo.

Estos no son tiempos de felicidad ni celebraciones, o al menos eso dicen. Tiempos difíciles, de escasez y hambre, de inactividad, corrupción y desesperación. Tiempos de incluso no querer vivir, de enfermedades sin aparente solución, de muerte, de ira... Muchos se preguntan que dónde está su Dios, y por qué los abandonó. A esos que se lo preguntan tan sólo les diré una cosa:

Dios no tiene la capacidad de cambiar las cosas como si de un genio de la lámpara se tratase pues esos únicamente viven en la fantasía. Él tan sólo observa, y decide, mas sus actuaciones son tan sencillas y poderosas como, por ejemplo, una sonrisa, un abrazo, o una canción. Así Él cambia las cosas. Siempre que haya alguien con esperanza, allí estará Él. Siempre que alguien ría, allí estará Él. Donde haya una deseo de mejorar, una iniciativa para avanzar, allí vivirá Él, no con esto digo que yo crea en el, si no es algo que escuché decir a mi abuela desde pequeña.

Luchar por cumplir un sueño, por alcanzar una meta, por conseguir un objetivo...Todavía hay quienes creen en eso, en que alguien escuchará lo que dicen y que algún día les llegará el regalo de obtener lo que más anhelan. En mi opinión es por esas almas inocentes y puras por las que la Navidad sigue teniendo su espíritu diferente.

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