Y, ¿qué pasó para que mi lengua dejara de decir verdades? Ahora tan sólo se deja sobrevivir entre medias confesiones en susurros, miradas bajas, y manos que tiemblan. Compañeros más que de alcohol, de venas, de vicios, de penas.
Antes yo también solía amar a la música. El toque de su hechizo era capaz de transformarme de forma tan magnífica, que conseguía olvidar todo cuanto me afligía, o me preocupaba en tan sólo un par de acordes. Pero sus notas comenzaron a ser ruido, el ruido en un murmullo tenue, y de ahí pasó a convertirse en nada. Más nada que todo lo que había antes en su lugar.
El dolor, el llanto, y la soledad los considero hoy mis escapatorias. La vía fácil hacia una tranquilidad que parece no llegar sino alejarse más y más. Y mientras, todas aquellas personas que conozco han logrado darle la vuelta al tablero...En cuanto a mí, yo todavía sigo al principio de mi primera carrera.
¿Esperanza? ¿Optimismo? ¿Paciencia?¿Promesas?... ¿Qué significaban aquellas palabras en mi antigua vida, aquella a la que desearía regresar? Volver a tener ilusión sin motivos un día cualquiera, o sonreír por cualquier detalle que me hubiera inspirado y luego escribirlo aquí, como ansiosa por contároslo. Engullir un libro tras otro, apuntando ideas importantes en mi pequeña libreta de desvaríos varios, subrayar frases interesantes, o poder enriquecer así mi línea filosófica... Echo de menos todo eso.
Sin embargo, comencé el año creyendo que sabía cómo era el mundo, y terminaré el año sin conocerme a mí siquiera. Con el mismo corazón malherido, ajado y harapiento que al principio, con la misma ignorancia entremezclada con tristeza de todas y cada una de las mañanas, y con el mismo vacío lacerante en mi interior. Pero sin tener ni idea de quién soy, o adónde voy exactamente.
Mas aún ahora, que miro detenidamente cada una de mis cicatrices, sigo creyendo que puedo conseguir mi oportunidad. Deliro, desvarío, descoordino. Pero a pesar de todo, la niña perdida que vive en mi bragueta siento cómo se aferra con más fuerza si cabe a mi cintura. No quieren que la separen de mí y no pienso consentir que lo hagan.
...Habrá cosas que siempre tenderán a cambiar. Mi espíritu no es una de ellas.
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