Me contaron una vez que hay personas que mienten tanto que acaban creyendo sus propias mentiras... Entonces pensé, que si sonreía tantas veces al día, tal vez acabaría creyéndome mi propia felicidad.
12 de julio de 2011
una y otra y otra vez.
Avanzas, retrocedes, asciendes... que va, te haces un puto nudo. Y no sabes si vas o vienes, si desprecias o quieres, si desistes o mientes. Y entre acercamientos y distancias eternas se nos va la cabeza y el nudo comienza a estrecharse. Un descuido, y te chocas de frente con la despedida que nunca tuvimos; pero flota la incomodidad en el ambiente y te vas con la sensación de haber(me) perdido para siempre.
¿Estos desvaríos son tuyos o míos? Porque está claro que nunca habrá un nuestros. Así que yo sigo a lo mío, me camuflo entre técnicas antiguas y voy recogiendo una a una todas las miradas extraviadas por el camino. Dejamos caer el telón anticipando el final, y mientras tú te redescubres más libre que nunca, yo descubro verdades que estuvieron ahí siempre. ¿Un último aplauso? Y suerte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario