Me contaron una vez que hay personas que mienten tanto que acaban creyendo sus propias mentiras... Entonces pensé, que si sonreía tantas veces al día, tal vez acabaría creyéndome mi propia felicidad.

1 de julio de 2011

metáforas.

  

Despertar por el ruido del tren y darte cuenta que la estación está en ruinas. Metáforas. No todo el mundo las entiende, y quien lo hace lo hace a su manera. Yo soy una de ellas. Cualquier metáfora adopta un significado especial, aunque acabo olvidándolas al cabo de un rato.
“¿Y tú que ha hecho hoy?” Yo nada nuevo. Te he recordado mientras aun te pensaba y me he preguntado en que pensabas tú en ese mismo momento. Es raro, escalofriante… ¿Obsesión? No creo, nunca llego a tanto. Pero me he dado cuenta que el miedo me puede, el saber que tú no me piensas me es letal… y aún así se me da genial hacer como si no me ocurriese nada. Paranoillas. Soy paranoica. Y extremadamente fría, casi podría crea icebergs con cada latido descompensado de corazón. Y lo siento, perdona. Pero no me gusta el riesgo, ando siempre sobre plano, si fuera por mí llevaría de gafas prismáticos, para saber lo que viene ya desde lejos. Aburrida, sencillamente simple aunque si me llegases a conocer bien sabrías lo complicado que hago todo, bueno… creo que ya llevas una idea. Complico hasta lo sencillo. Complico cada sentimiento, cada beso, cada canción… cada palabra la se volver en mi contra y me duele el saber que lo hice mal, odio reconocer todo en lo que fallado. Pero sé perder, más que saber yo diría que ya estoy acostumbrada… Y odio dejar pasar trenes. ¿Ves? Otra metáfora.
Él tren eres tú (por si acaso), yo soy la que la que espera trenes, se sube en ellos y baja en la primera parada… sabiendo lo estúpida que es dejándote pasar

Siempre es lo mismo. Siempre acabo hablando de trenes…

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