a base de endorfinas.

No me sé explicar. Nunca me sale lo que quiero decir y acabo escribiendo cosas que no tienen nada que ver conmigo, ni siquiera con una parte de mi… Acabo contando historias sobre princesas lloronas y príncipes medio ciegos. Hablo sobre amor siendo que nunca he sido capaz de sentirlo. Solo pequeñas salpicaduras de endorfina que me regalaba el corazón, que acabó convirtiéndose en veneno. Soy mediocre, llámame así, quieres. Soy de las que con el tiempo se acaba dando cuenta. Pero necesita tiempo, quizás demasiado…
Y de repente despiertas un día y todo lo que tenías pensado se queda a la altura de tus converses. Él está demasiado lejos. Mamá no te deja cumplir tu sueño. Y las supuestas “ultramejoresamigas” desaparecieron hace un tiempo ya… Y todo de la noche a la mañana. Y ahí es cuando te das cuenta. Ahora yo me empiezo a dar cuenta de quién soy. De mis preferencias. De mis esperanzas. De cual es realmente mi libro preferido o la banda sonora de mi vida. Estoy aprendiendo que me gusta ser quien soy, ver lo tonta que me vuelvo con que solo él me abra venta en el msn. Valorar cada palabra como si de ahí dependiesen miles de sonrisas. Y llorar como una descerebrada viendo trocitos de películas ñoñas del youtube. Me gusta despertar con dolor de cabeza y sonreír, porque pensando en él se me ha pasado la noche. Y que me digan cómo les salga del culo. A pasitos de hormiga se llega a cualquier parte.