Me contaron una vez que hay personas que mienten tanto que acaban creyendo sus propias mentiras... Entonces pensé, que si sonreía tantas veces al día, tal vez acabaría creyéndome mi propia felicidad.

3 de agosto de 2011

corazón con doble cara.



Hoy es uno de esas noches en lo que lo único que me apetece es llorar, ¿para variar, no?
Estoy cansada y harta de esta clase de mal estar, que no me deja hacer nada con sentido. Hace que todo lo vea peor de lo que esta, me remueve las cosas de sitio y luego nunca se acuerda de ordenarlas. Hace que me pierda en sueños, que no deje que nadie se acerque a mi corazón y sea distante.
Hace que el malo de la película sea mi corazón. El que hace todo lo posible para sacarme a flote… puede llegar a enamorarse dos veces por día, en solo cuestión de segundos, sin ni siquiera saber el nombre de su amor o el tono exacto de sus ojos, todo por verme sonreír y olvidar, olvidarle...
Me ensaña en pequeños fascículos lo que significa el amor, pero rara vez me deja probarlo. Me dice que hay que ser cuidadosa y dulce para saborearlo realmente, y que yo todavía no estoy preparada, que yo no debo ser como las demás que deciden condenar su corazón. También dice que no se debe de dejar en manos de nadie un corazón sin proteger, tiene que tener un pequeño candado siempre, y cuando sea la persona indicada este se abrirá y de él saldrá el verdadero amor. Parece sencillo cuando me lo explica con sus simples palabras, incluso hay veces que creo que es cierto. El me asegura de que existe el amor, solo hay que ser paciente e ir con pies de plomo. Despacio y sigilosamente..
Insiste en que no le regale a cualquier persona, que no le entregue mi corazón a nadie hasta que esté totalmente segura de que lo tarara bien, de que ya no habrá más cicatrices ni rasguños… A alguien que tenga la medicina para una cicatrización instantánea a sus males y lamentos. A alguien que tenga la llave verdadera del candado.




¿Sabes?
Esto ya apenas duele..

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