Me contaron una vez que hay personas que mienten tanto que acaban creyendo sus propias mentiras... Entonces pensé, que si sonreía tantas veces al día, tal vez acabaría creyéndome mi propia felicidad.
1 de agosto de 2011
anoche te bajé la luna mientras tú dormías.
Hay momentos en que acumulamos tanto estrés, tanto nerviosismo que las opciones para escoger son pocas. Reír o llorar; explotar o tranquilizarnos, poner el freno de mano en algunas situaciones y pensar antes de decir cosas de las cuales nos podemos arrepentir.
Tirarnos al suelo o seguir caminando. Creer o dudar; confiar o desconfiar, amar u odiar. Y de la alternativa que escojamos, dependerán los resultados.
Hoy me senté y tuve que decidirme entre esperar o sonreír. Parezco loca, pero estoy bastante cuerda. De nada me sirve malhumorarme, precipitarme o acelerarme. ¿Para qué hacerme mala sangre? Si como quiera voy a tener que esperar. Hoy elijo disfrutar de la compañía de quienes me rodean, sonreír ante las curiosidades e ideas que expresan; meditar y rescatar todo lo bueno que aprendido en esta mañana, aprendo de la gente que me regala su atención y me dedica su tiempo. No corras, no te agites porque tenías prisa, las cosas a veces no suceden por una razón especifica, se dan y punto.
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