Entre mis sábanas, mis manos y la fuerza de mi corazón, mi escudo se debilitó. Creí perder el norte, apreté los ojos, y contuve mi dolor. Y así, llorando, el cansancio consumió mi luz y acabé durmiéndome. Soñé cosas grises, la soledad se hacía persona en cada esquina. Estaba yo, siempre yo, rodeada de gente que descargaba contra mí su venganza, su odio acumulado, la negrura que no podía liberar de otra forma. Sentí así que, poco a poco, Campanilla moría...
Hay algo que debes saber. Por pequeña que parezca, aunque pierda su magia, aunque caiga y ya jamás pueda volver a elevar el vuelo... Seguirá siendo hermosa, incluso muchos hallarán un hechizo en su belleza. Aunque el hombre intente dañarla, eclipse su destino y la obligue a ser parte del resto, ella permanecerá sonriente, y así seguirá siendo eterna. No obstante, como todo alma perecedera, necesita ser cuidada, protegida y respetada por todo lo que es, que se vele por ella cuando cierre sus ojos y se disponga a soñar. Pero, sobre todo, que no se le pida nada a cambio pues únicamente posee lo que se aprecia a simple vista. Si eso es suficiente para ser motivo de felicidad para alguien, ella se entregará sin reservas...Hasta entonces, el cuento seguirá siendo fantasía y su sufrimiento continuará siendo su sino.
Por eso ahora... dime tu por qué.
No hay comentarios:
Publicar un comentario