Si es que eres mi torpeza y la mala leche de después.
Ahí te he colocado, en mi cara de idiota, porque a las personas, cuando pasan, hay que ponerlas en algún sitio, saber qué fueron y acomodarlas, porque luego unas serán un silencio mientras hablas sobre tomates, otras serán un suspiro mientras buscas el desodorante y otras, como tú, serán un berrido, un insulto a nadie después de meter el pie en el único charco de la calle
-Si supieras que nunca he estado en Londres volverías de Tokyo.
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