Pregúntame lo quieras. Te intentaré contestar. Ya sabes cómo somos mi sinceridad y yo, las dos solemos hacer daño por igual. ¿Qué si tengo miedo? ¿Cuándo no lo he tenido? Mira mis manos ¿ves? Están flotando ¿ves?, Y ahora ya haz de mi lo que quieras. Dime lo quieres decirme, juro que esta vez no voy hacerte daño. Me dueles igual que despertarme con ganas de ir al baño a las tres de la mañana y pegarme en el dedo pequeñito del pie derecho con el canto de la silla. No puedo hacerte más daño del que tú me has hecho, aunque eso no lo sabes. Ni el dolor de pegarse con un canto o lo que tú me produces. Y que no suene que todo lo que tú me produces me da ganas de morir. Fuiste tú quien me enseñaste a vivir ¿recuerdas?
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